Libros, películas, dibujos animados, la publicidad soviética, el transiberiano, los dulces, la nieve, o incluso las escaleras mecánicas del metro: cada letra del cirílico es la puerta a un relato o una crónica que acercan una cultura exótica y distante. Con un tono personal, sostenido en la lectura, la observación y la experiencia, la escritora argentina Marina Berri se interna con curiosidad y asombro en el vasto imaginario ruso. El registro de su exploración está ordenado alfabéticamente en este libro, que obtuvo el Premio de No Ficción Latinoamérica Independiente 2024. “Un pimpollo de rosa. Un ramo de flores. Un reloj. Un pájaro que canta y salta de rama en rama. Una gallina gorda. Alejandro III a caballo. Un carruaje tapizado de terciopelo rojo, con ruedas altas y apoyapiés. Un cisne sobre un lago esmaltado de brillo liso. Un elefante, el indio que lo monta y la vara que usa para guiarlo. Un barco. Seis regimientos. Un palacio. El transiberiano, con la locomotora y cinco vagones enganchados uno detrás de otro. El planeta, redondo y azul, con los mares y los continentes. Todo eso cabe en un huevo Fabergé. Todo eso puede ser una sorpresa de un huevo Fabergé”.