Un niño y su pequeña hermana esperan, atentos al sonido de la puerta, la llegada de su madre. Y anhelamos tanto como ellos ese encuentro, porque tal vez la madre traerá algo de comida y si no trae no importará porque hay algo que sí es seguro: los abrazará bien fuerte. Esperamos tanto como ellos que esa madre vuelva, porque al terminar el libro recordamos que el país y el planeta están lleno de apartamentos 11. Niños que esperan las cosas que se merecen todos los niños y niñas, y que tan bien captura este libro: que una madre llegue a casa, les de un beso y ojalá traiga galletas.