El surrealismo ha sido generalmente visto tal como su fundador, André Bretón, quiso que se lo viera: como un movimiento de amor y liberación. En Belleza compulsiva Hal Foster, uno de los mas brillantes pensadores y teóricos del arte, analiza con extraordinaria lucidez el corazón mismo del surrealismo y lo hace desde el lado más oscuro de aquella singular vanguardia. Porque el surrealismo estuvo siempre íntimamente ligado a lo siniestro, a la compulsión de repetir el instinto de muerte. El estatuto de la obra de arte surrealista es el de la era del psicoanálisis.Belleza compulsiva no sólo aporta una lectura nueva y muy fundada del surrealismo, sino que propone una reconsideración del modernismo a la luz del shock capitalista y del desarrollo tecnológico. Foster discute el destino del surrealismo en la actualidad, en un mundo que se ha vuelto surrealista.