Una noche de invierno de 1949 en Nueva York, el joven estudiante de marketing y fotógrafo en ciernes Walter Chandoha se encontró un gatito abandonado en medio de la nieve, lo cubrió con su abrigo y se lo llevó a casa. Poco podía imaginar que acababa de conocer a la musa que guiaría su vida. Chandoha se puso a retratar a su nuevo amigo felino, al que llamó Loco, y le gustaron tanto los resultados que empezó a fotografiar a los mininos de un refugio de la ciudad. Estas imágenes fueron el punto de partida de una carrera extraordinaria que se prolongaría siete décadas.
Mucho antes de Internet y #gatosdeinstagram, Chandoha cautivó al público con los protagonistas peludos de sus fotografías. De anuncios a tarjetas de felicitación, pasando por puzzles y envases de comida para gatos, en sus imágenes confluían un afecto genuino por los animales, una ética profesional intachable y gran maestría. La glamurosa técnica de iluminación de Chandoha, con la que el pelaje de los gatos quedaba perfectamente definido, sentó las bases del vocabulario visual del retrato de animales durante generaciones e inspiró a maestros como Andy Warhol, que siguió el ejemplo de los encantadores retratos de Chandoha para ilustrar su libro de gatos.