Incapaz de gestionar la complejidad del saber en el siglo XXI, la institucionalidad liberal ha sido arrollada por una poderosa alianza entre los datos y los algoritmos, nuevos soberanos del planeta inmunes a la regulacio´n legal y democra´tica. La realidad virtual toma fuerza; los cuerpos y la sensibilidad se retiran. Tambie´n en poli´tica. La idea ilustrada que sustentaba la democracia—un ciudadano mayor de edad capaz de tomar decisiones por si´mismo—es sustituida por un nuevo paradigma de libertad asistida. Una dictadura digital se proyecta en el horizonte; un Ciberleviata´n venido para instaurar un tecnopoder de grandes corporaciones. Estados Unidos y China ya libran una tercera guerra mundial alrededor de la inteligencia artificial, la robo´tica y el resto de tecnologi´as exponenciales. La u´nica alternativa al Ciberleviata´n es una sublevacio´n liberal que promulgue un pacto entre la te´cnica y el hombre. Un acuerdo que subordine la tecnologi´a a un nuevo humanismo basado en derechos digitales y propiedad sobre los datos y en una repu´blica digital global capaz de controlar la voluntad de poder de la te´cnica. Y solo Europa—en complicidad con otros actores capaces de pensar la tecnologi´a desde la humanidad—podra´liderar este cambio.