“Este manifiesto puede leerse como un registro de nuestras principales obsesiones, de las razones subjetivas que nos acompañaron, prácticamente, durante toda la vida. Hemos intentado pensar las posibilidades de creación de una subjetividad revolucionaria y de una política orientada a la refundación de lo político y a la producción de comunidad en los momentos de estabilidad o de reflujo: una política radical y un tipo específico de acción directa para los “tiempos ordinarios”; pensar el poder constituyente por fuera de sus grandes manifestaciones y las intervenciones más adecuadas para construirle las condiciones (…).
El reto consiste en deducir de las pequeñas acciones (praxis objetivas) los conceptos que inspiren y alumbren acciones en una escala mayor (praxis subjetivas). Sí, conceptos performativos. Una nueva semántica política.
Retomamos, con tímidos balbuceos, la reconstrucción de una teoría revolucionaria y la indagación sobre la legitimidad del proyecto histórico de la autonomía social, un proyecto político emancipador. Una teoría con propósitos prácticos y, a la vez, identificada con unas prácticas determinadas. Una teoría que sirva como referencia para una razón estratégica anticapitalista. Aspiramos a restituir una función ético-crítica”. Miguel Mazzeo.