El nombre de San Agustín (354-430) ha pasado a la historia de la literatura como creador de un género original, el de la autobiografía espiritual, de larga tradición con posterioridad en Occidente. Las Confesiones relatan la peregrinación de un hombre hacia Dios, un itinerario tortuoso y atormentado, que se inicia en su infancia y se cierra en el año 387, fecha de su conversión al cristianismo. Para San Agustín, el origen de los bienes y males del hombre, el centro del combate que se libra en cada uno de nosotros, está en la conciencia y es profundizando en ella como se puede encontrar una vía de trascendencia hacia la realidad suprema en que se encuentra la verdad, el amor y la belleza.