A menudo calificado como el Montaigne alemán, por su delicado estilo literario, refinado uso del lenguaje y sensibilidad psicológica, en esta versión completa de su pensamiento se aprecia con más nitidez el Lichtenberg epistemólogo y analítico del lenguaje. Asombrado por las múltiples facetas del lenguaje y de su relación con el pensamiento —entre sus apuntes encontramos chistes, juegos de palabras, paradojas, sátiras, que reflejan gran sentido del humor y refinado ingenio—, sus apuntes son el resultado de la mirada crítica del filósofo escéptico que sospecha de todo, pero al que nada deja indiferente. Un clásico inagotable e insustituible, del que ni un fragmento tiene desperdicio.