En la Roma pagana, el suicidio era común y se tenía por una manera honrosa de morir. En la Edad Media se consideraba un repugnante pecado mortal: en el infierno dantesco los suicidas son condenados al séptimo círculo, por debajo de asesinos y herejes. Los románticos admiraron a los artistas que acababan con su vida en la plenitud de sus facultades creativas. De Camus a Dostoiesvski, de Kierkegaard a Beckett y al dadaísmo, pleno de verdades poéticas, El dios salvaje es sobre todo una obra sobre la belleza , sobre el libremente asumido riesgo de vivir.