Eisler presenta un marco conceptual para estudiar los sistemas sociales con especial atención a cómo una sociedad construye roles y relaciones entre lo femenino y lo masculino. Basándose en evidencias arqueológicas, antropológicas e históricas, la autora nos habla de un mundo en que prevalecieron el equilibrio y la comunidad antes que el caos y la destrucción, argumentando que la humanidad, en su origen, no estaba centrada en la lucha y en la competencia, sino más bien en la inclusión y la participación.