Federico tiene todo lo que necesita dentro de su casa… o eso es lo que cree. Un día, su dueña lo anima a salir a la playa. A regañadientes va, pero lo único que hace es rabiar, ensuciarse y quejarse. De pronto, algo inesperado lo hará mirar el mundo con otros ojos y se dará cuenta de que la vida es mucho más entretenida cuando se disfruta de las cosas simples.
¿Qué lo hará cambiar de opinión?
Descúbrelo en esta historia escrita en rimas, donde las ilustraciones en acuarela harán resonar en tu casa más de una carcajada.