El aforismo tuvo que vestir primero de oráculo, epigrama o proverbio para ser reconocido en la comunidad de lectores, congregados en templos y mercados de un mundo del que solo quedan ruinas. Apenas cultivado en nuestro país, el reconocido filósofo Martín Hopenhayn retoma y fortalece una tradición milenaria, volviéndola lúcidamente contemporánea: cápsulas de pensamiento que transitan entre los espejismos, dualidades, olvidos, tiempos e interconexiones de un cavilar atento y sensible, que a veces nos sorprende, nos atrapa o nos mejora, pues a la manera de Hipócrates —uno de los primeros aforistas de la historia—, gran parte de este libro es un verdadero fármaco del espíritu.