"Trece años antes de Indigno de ser humano, Dazai escribió Flores de la bufonería para introducirnos a Yozo Oba. Centrada en su internación tras un intento de suicidio, que en Indigno de ser humano apenas ocupa tres párrafos, esta obra no solo complementa ese espacio en blanco, sino que revela el origen de una de sus metáforas más impactantes: las máscaras como una herramienta para ajustarnos a lo que la sociedad y los amigos esperan de nosotros. En Flores de la bufonería, las máscaras se transforman en risa constante, irrumpiendo en los momentos más inesperados y trágicos. Dazai utiliza esta narrativa para insertar reflexiones acerca de su perspectiva de la literatura y del mundo. Y lo hace de manera original para su tiempo, a través de la voz de un narrador en primera persona. Este narrador (el propio Dazai, aunque la obra nunca lo menciona explícitamente) interrumpe la narración de la internación de Oba para expresar su descontento con sus personajes y su desilusión como escritor. Inicialmente, estas interrupciones son discretas, pero gradualmente ganan protagonismo, hasta el punto de que el lector empieza a cuestionar si Yozo es realmente el personaje principal de esta historia, o si en realidad lo es ese narrador anónimo que se hace llamar 'yo'."