Como primer intérprete occidental de la sociedad japonesa, Lafcadio Hearn no tuvo parangón en su época. Sus numerosos libros sobre el país del Sol Naciente despertaron la fascinación de los lectores, que se rindieron ante su agudo poder de observación y ante la viveza de sus descripciones. Hoy en día, más de un siglo después, los textos de Hearn conservan su validez porque supieron capturar la esencia de un país, una esencia que ha cambiado mucho menos de lo que sugieren las apariencias de vanguardia, tecnología y neones.