Miércoles 11 de junio de 2025
Entramos a una librería y nos vemos invadidos por miles de colores, imágenes y palabras. Son tantos los libros y posibilidades que, aunque es una maravilla también resulta apabullante. Tal como la icónica fotografía 99 centavos de Andreas Gursky, que busca generar en el espectador esa sensación totalizadora de verlo todo, consumiendo más de lo posible. Cuando estamos en la librería, creemos verlo todo, pero al mismo tiempo tenemos el juicio nublado con tanta información… hasta que, de pronto, nos identificamos con un colorido, una imagen, una sola portada.
Es aquí donde el envoltorio de los libros cobra importancia: las portadas nos permiten navegar en ese ambiente saturado de estímulos y acercarnos a un libro particular o a nuestro autor favorito. Esa mezcla de imagen y palabra nos tranquiliza. Tal como lo expresa Jhumpa Lahiri en su libro <<El Atuendo de los libros>> la portada se transforma en la interpretación visual del texto, acercándonos a él y contándonos una pequeña historia, dándole sentido.
Mucho se habla de las carátulas como una herramienta comercial, un brazo más del marketing para gatillar la compra, pero yo diría que es mucho más que eso. Las cubiertas se han convertido en una parte indivisible del libro. Aunque son creadas por un tercero distinto del autor, una vez impresas con el texto se mimetizan con él, conformando un todo. Se trasforman en su carta de presentación y, muchas veces, en un símbolo colectivo como la portada de <<La Naranja Mecánica>>, <<El Principito>> o la de <<1984>>, entre otras.
El diseño de una portada es, entonces, un arte delicado, porque debe encontrar ese equilibrio entre hablarnos de la lectura sin decir demasiado; ser atractiva sin dejar de lado el tono y género del libro; y destacarse entre los cientos de ejemplares que habitan una librería, convirtiéndose así en objeto de deseo.
¿Quién no ha caído en la tentación de comprar un libro solo por su cubierta? A veces, la portada nos impacta de tal manera que se vuelve irresistible. Como el canto de una sirena nos aturde y seduce, y ya no podemos separarnos de ese libro hasta hacerlo propio. ¿Recuerdas cuál fue la última portada de la que te enamoraste?
Macarena Fernández R.
Librera Librabooks