Mirar hasta el final reúne una serie de relatos que cruzan arte y memorias, tanto personales como colectivas de los últimos 50 años de la historia de Chile: la UP, el golpe de Estado de 1973, la dictadura y la posdictadura.
Como señala Federico Galende en el prólogo, la autora deja “que sea la escritura la que vaya absorbiendo de la masa viril de la historia los gemidos que la merodean. En este aspecto, Mirar hasta el final conjuga un género admirablemente recobrado –el de las novelas sociales de la conmoción–, con el de las autobiografías encubiertas, donde el yo luce despiezado en un museo de gemas brillantes extraídas del caudal de las energías colectivas.” Recuperando historias como la del mural que las bordadoras de Isla Negra crearon para la UNCTAD, el homenaje de Sinéad O’Connor a Rodrigo Rojas, el paso de Joan Báez por un Chile bajo dictadura, o las obras de Gonzalo Díaz y Ana Mendieta, Paula Arrieta, nos ofrece un texto que nos llama a pensar en qué vamos a recordar pero por sobre todo cómo vamos a hacerlo, para luego convocarnos al “deber de imaginar”.