Para Vincent Van Gogh, pintar era la única forma en que podía expresar aquello que sentía, y lo hizo con pasión hasta el último día de su vida. Por desgracia, a lo largo de su existencia muy pocos supieron valorar su talento y, por si fuera poco, vendió poquísimos cuadros. Pero Van Gogh nunca dejó de pintar, y gracias a su espíritu luchador nos dejó un legado de más de 900 obras, algunas de las cuales se han convertido en las más valoradas de la historia del arte.