Todo empieza con un primo que ya de chico apuntaba maneras de estafaídor, y que ahora mete al protagonista –un mexicano que viaja a Barcelona acompañado de su novia para estudiar literatura, y que además se llama como el autor de la novela– en un lío monumental: un "negocio de alto nivel" que convierte su estancia en la ciudad en una especie de novela negra de humor tambien negro, una de esas que a el le gustaría escribir.
Por estas páginas desfila una variopinta fauna de personajes impagables: mafiosos peligrosísimos, una novia que se llama Valentina y que lee Los detectives salvajes y no se entera de nada, una chica llamada Laia cuyo padre es un político corrupto, un okupa italiano que se ha quedado sin perro, un pakistaní que simula vender cerveza para no levantar sospeíchas... Y para complicarlo todo un poco más aparece una segunda Laia, que es mossa d’esquadra y pelirroja; una perra que se llama Viridiana, una niña que recita versos de Alejandra Pizarnik y hasta la propia madre del protagonista, melodramática, orgullosa y chantajista como