Quien comienza a leer un libro cualquiera de la serie de Olivia, no puede dejar de leer todos los demás. Porque Olivia es una cerdita encantadora, cabezota, con sus propias ideas, sorprendente y genial. Alguien que es querido y aceptado en su familia y que encuentra en el entorno familiar un espacio de comprensión y amor para crecer y ser ella misma. El encanto de Olivia es reconocer a una niña normal que nos fascina porque su edad es ese momento mágico de la fantasía y de la imaginación aplicada a la realidad. En esta historia la familia de Olivia se prepara para ir a ver unos fuegos artificiales. A Olivia le parece estupendo armar una banda musical para acompañar los fuegos y revuelve la cocina buscando cacharros para hacer música. Claro que lo que ella piensa que suena bien, es un estruendo que tampoco termina de convencerla. Van finalmente al borde del río y disfrutan de un auténtico espectáculo. Las relaciones familiares entre ella, su hermano pequeño Ian y el bebé están llenas de ternura y complicidad, también con los padres que saben dónde pueden ayudar a sus hijos. Las historias de Olivia muestran un mundo familiar confortable e imaginativo, lleno de amor y diálogos chispeantes. Todo un modelo para seguir.