Las humanidades son un conjunto de disciplinas centradas en el ser humano, que conforman un área de conocimiento constantemente cuestionada por su rol. Así lo hizo patente el académico Carlos Peña durante la pasada edición de Puerto Ideas, quien dedico su ponencia a la importancia de las humanidades y como estas buscan dar respuesta a una de las grandes interrogantes de la historia humana: el lenguaje; algo que ya había sido mencionado en 1947 por el filósofo alemán Martin Heidegger en Cartas sobre el humanismo: «El lenguaje es la casa del Ser. En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son los guardianes de esa morada.»
Tanto de las palabras de Peña, como las de Heidegger, se puede entender que las preguntas que muchas veces busca contestar el humanismo están instauradas desde hace muchos años. Hoy la percepción a priori sobre esto es diferente, ya que los principales cuestionamientos a las humanidades vienen dados por la hipertecnologización que vive el hombre, caracterizada por un frenético desarrollo de las inteligencias artificiales. Todo el concepto que engloban las nuevas tecnologías hace pensar muchas veces que los cuestionamientos que hoy experimenta el hombre son nuevos, pero no es así, esto tienen directa relación con comprender que son las humanidades.
Ya en la primera mitad del siglo XX, Heidegger y Walter Benjamin se habían enfrentado a los cuestionamientos de la tecnificación. El primero en su obra La pregunta por la técnica busco analizar la esencia de las tecnologías, mientras que Benjamin en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, analiza la idea del aura a partir del uso de artefactos como la cámara fotográfica. Discusiones que presentan atisbos que nos pueden recordar el presente, porque tienen algo en común, cuestionar los límites de ser humano, pues si hay algo que hacen las tecnologías es presentar la sospecha de ser reemplazables en nuestros quehaceres, tanto diarios como intelectuales, lo que es sin duda un problema atingente a las humanidades.
Esto queda aún más claro al leer Redefinir lo humano de Adriana Valdés, dónde menciona «Las humanidades se dedican a pensar qué es esto de ser persona humana y en el proceso ver cómo van confluyendo hacia esa noción distintos campos de la creación y el estudio.» Reforzando que la vocación de las humanidades es la pregunta del hombre, explicando que esto no lo hacen solo desde la producción de ensayos, también desde áreas que muestras los pensamientos y los sentimientos humanos, como las artes.
De todo esto se puede concluir que las humanidades siempre se presentan desde una misma pregunta principal, pero las respuestas son múltiples y variables dependiendo del contexto histórico, político, social, cultural, etc. Por obvio que sea, el ser humano de hace 20, 100 o 500 años es distinto al actual, es por esto, que jamás perderán vigencia las humanidades, es más se vuelven esenciales en la construcción de una memoria colectiva que crea acuerdos tácitos sobre la persona humana en distintos momentos históricos.
Me gusta entender las humanidades como una constante revisión del hombre en relación a lo que vive, lo que a mí parecer deja muy claro el escritor Peter Orner en su libro ¿Hay alguien aquí?: «Hay que huir de aquellos que creen que tienen el monopolio de la sabiduría en literatura, política o la vida misma. Dame a los desorientados, a los fallidos, a lo que aún están tratando de entender qué es lo que pasa.» Las humanidades siempre nos ofrecerán algo nuevo y la invitación está en intentar saber quiénes somos, lo que podemos hacer a partir de la lectura de un libro, mirar un cuadro o asistir a una conferencia, lo importante es estar abiertos a esa curiosidad que se hizo ya patente en la Antigua Grecia hace muchos años atrás.
