La empleada de una inmobiliaria prepara una casa vacía para la visita de unos compradores cuando se encuentra en la cocina con un niño de siete años que no pestañea. La aparición se repetirá y la mujer dejará atrás su mundo cotidiano para, como la Alicia de Lewis Carroll, atravesar el espejo.
Lo que hay al otro lado es un tiempo suspendido, un bucle y una vida. Repleta de apariciones de dobles y cruces temporales, la precisión de maquinaria de esta pequeña novela la emparenta con grandes clásicos del genero fantástico y de fantasmas como