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En busca del sonido sin frecuencia

En busca del sonido sin frecuencia

Miércoles 27 de agosto de 2025

Hoy en día es fácil asociar ciertos sonidos con la ciencia ficción -sean estos los de motores que propulsan naves a velocidades inalcanzables o los icónicos disparos de la guerra de las galaxias- podemos asociar rápidamente un mero sonido a tecnologías que tal vez nunca llegaremos a conocer. Así mismo con música que acompaña nuestras películas favoritas: las densas atmósferas sintéticas que compuso Vangelis para Blade Runner aún no pasan de moda en las oscuras ciudades cyberpunk, y las retumbantes bocinas de Hans Zimmer parecen haber logrado tal impacto que han escapado la ciencia ficción para volverse solo un cliché dramático.

Aun así, hay una duda que se asoma tras la vasta iconografía sonora del espacio ¿existe realmente una música de ciencia ficción? Música que se valga por sí misma y no esté supeditada a otro medio para dar a entender que pertenece al género que nos habla de “nuestro mundo transformado a lo que aún no es”[1].

Existe, sin embargo, bastante música que ha intentado ampliar y romper las barreras de lo que ocurre a su alrededor: Luigi Russolo (1885-1947) inserta el ruido -heredado por las máquinas industriales- al sonido, ampliando así no solo la gama sonora de la música, sino que también las posibilidades instrumentales. Maryanne Amacher (1938-2009) trabajó extensivamente con un fenómeno psicoacústico en el cual el oído genera nuevos sonidos al escuchar combinaciones específicas de frecuencias. Pauline Oliveros (1932-2016) compuso con la improvisación y notación abstracta, en la cual las indicaciones eran dadas por diferentes metáforas y gestos que los intérpretes deben desentrañar mientras escuchan atentamente lo que suena a su alrededor.

El único “pero” que se le puede dar a estos ejemplos (y tal vez a toda la música) es que es siempre contingente. No requiere de nuestra imaginación para comenzar a existir, requiere de un fenómeno físico y posiblemente de al menos un oyente. La música es incapaz de transformar algo en lo que será o puede ser, ya que al solo sonar se vuelve presente. Por muy novedosos que hayan sido los sonidos de “Una nueva esperanza” en las proyecciones del ´77, son sonidos que rápidamente se convirtieron en iconos y lugares de referencia para cualquiera que quisiera remitir a la ciencia ficción.

Entonces ¿Dónde está la música de ciencia ficción? De forma poco decorosa me parece que la solución a esto se encuentra fuera del sonido, precisamente en donde ella no pueda ser oída, sino imaginada y proyectada. Como ejemplo de esto remito a la novela Los Inconsolables de Kazuo Ishiguro, en donde toda la música mencionada es descrita con terminología inexistente, (cadencia interrumpida, armadura de tiempo fracturado, motivo inconcluso) desorientando al lector al mismo tiempo que ensambla para su público una sonoridad completamente particular a la novela.

Si bien perdemos la sonoridad ganamos la ficción, la posibilidad de crear sonidos familiares y sin embargo más allá de nuestro presente. Vislumbramos la música que tal vez solo pueda existir en una galaxia muy muy lejana.

Fragmento partitura El despertar de una ciudad (1914) de Luigi Russolo

Fragmento partitura Primordial/Lift (1998) de Pauline Oliveros

Juan Esteban Pizarro,

Librero Librabooks



[1]Dick, Philip K. The Selected Letter of Philip K. Dick Volume Six 1980-1982. Underwood Books, 2009. pp 152-153