Cada antologador organiza la que está desplegando y deja la puerta abierta para que el lector y la lectora eliminen textos que no los sacudan y los reemplacen por los que sí lo hacen. Se cierra una puerta para abrir otra, de allí la persistencia del género. La idea, entonces, de la presente antología es que cada persona la revise, la sienta, la toque, sueñe algo y la objete para hacerla suya y para hacer la suya. Los materiales siempre serán el tiempo y la memoria, la palabra y el recuerdo, la felicidad y el pavor, el olvido y su sombra. ¿Por qué estos autores y autoras, por qué no estos otros u otras? Porque son de acá, cercanos, del país, hombres y mujeres, jóvenes y no tanto. En suma, una antología destinada a los estudiantes, a los que aún lo son y a los que dejaron de serlo.