Mary Shelley tuvo una vida tan fascinante como turbulenta: hija de un matrimonio progresista e intelectual, a sus dieciséis años se enamoró del poeta Percy Shelley. Frente al rechazo que la relación provocó en su padre, y para escándalo de la sociedad británica de la época, los amantes se fugaron y emprendieron un largo viaje por Europa, durante el que redactaron un diario a cuatro manos. En esos años que pasaron lejos de Inglaterra, Mary Shelley recorrió Suiza, Francia, Países Bajos y Alemania mientras escribía su Frankenstein o el moderno Prometeo, hito de la literatura mundial, profundamente adelantada a su tiempo. Apremiados por cuestiones económicas, los Shelley tuvieron que regresar a su país, pero no por mucho tiempo. El gusto por la itinerancia ya se había instalado en ellos y no tardaron en viajar a Italia. Para Mary, que en un principio se vio gratificada por la vida que llevaban allí, llena de amigos, de lecturas, de estudio, todo se tiñó, inesperadamente, de duelo: en Italia perdió tanto al amor de su vida como a uno de sus hijos. Esos años de melancolía están volcados en sus diarios. Mi corazón congelado reúne las anotaciones de sus idas y venidas a lo largo de más de veinte años, esbozando un retrato novedoso de una autora multifacética: se entrecruzan su vida personal con su admirable autoformación intelectual; sus lecturas más alegres con sus años más azules; sus procesos de escritura con sus reiterados viajes. Un libro imperdible para todas y todos los apasionados del mundo Shelley.