El rito de levantarse e ir al gimnasio o de pasar después del trabajo a ejercitarse, con un apego irrestricto al culto del cuerpo, forma parte de un hábito que practican millones de personas en el mundo. Este libro le da carne y voces propias a ese rito cotidiano. En sus poemas los sujetos conviven en tensión con las pesas y con la necesidad de embellecer sus cuerpos: «Mamá, si la belleza existe nosotros no la tenemos», advierte uno de sus versos, como resignándose a una condición inquebrantable, pero a la vez sugiriendo la existencia de un lazo profundo que
no es solo sanguíneo, sino que está sustentado por el afecto. Sparta Gym de Alexis Baros López habla de eso: del amor, del cariño, de los vínculos afectivos. De un sencillo gimnasio de clase media que, en tanto espacio provisorio para la convivencia, alberga a una comunidad tierna y diversa de personajes que se acompañan con sus dolores, sus deseos y sus afectos, conscientes de que, por más que se ejerciten a diario, sus posiciones sociales y sus destinos no se verán modificados.