El abuso no es un espectáculo es una historia personal de
la animadora de televisión y actriz Katherine Salosny.
Este recorrido de una vida, narrado en primera persona
y asociado a las luminarias de la TV podría inducirnos
al equívoco de suponer un registro más de anecdotario
complaciente, usual en figuras públicas del espectáculo
que han alcanzado la fama. Nada más lejos de aquello.
Este relato es la memoria de una mujer que decide contar
una parte íntima de su vida que la ha perseguido desde
la infancia: las secuelas tortuosas del abuso sexual de su
progenitor sobre su hermana y luego sobre ella misma.
Son años muy duros de padecimientos, abandonos,
decepciones y fracturas, también de restauraciones,
afectos y un largo psicoanálisis que le dan las herramientas
para salir del pozo encarando la cruda realidad con singular
valentía. Los delitos de abuso sexual son imprescriptibles
por definición y cada persona decide el momento adecuado
para afrontarlos. En ese encuentro con la verdad, Katherine
no trepida por las consecuencias sobre la imagen pública
y los artificios propios de la sociedad del espectáculo. Su
gran objetivo es el autoconocimiento y la paz interior. Pero
el trayecto para llegar a esa meta es largo y sinuoso. Junto
al lado lúgubre coexiste la realidad del éxito, la belleza
y los oropeles de la fama. Personajes que marcaron el
entretenimiento televisivo del Chile de los 80 y 90 forman
parte de esta tensión que acompasa estos dos mundos y que
terminan decantados por la fuerza decidida de mujer, fiel a
su dignidad y conciencia de género.