Los estudiosos modernos de poesía o de poética tienen como referencia obligada la obra del pensador francés Gaston Bachelard (1884-1962), uno de los espíritus intelectuales más generosos y desplegados de nuestro tiempo. Bachelard no fue un mero teórico ni un trabajador intelectual especulativo: mostró la vida en los textos, puso en relación la imaginación poética con lo que solemos llamar el mundo del exterior. De una formación múltiple y una notable erudición, Bachelard supo -con alegría y rigor únicos- modificar la concepción de la crítica literaria y, con ello, nutrir los movimientos más avanzados en el análisis del lenguaje literario. Fue un conocedor de varias disciplinas -la ciencia y su historia, la psicología, el psicoanálisis y, por supuesto, la literatura y en particular la poesía- y un filósofo en el estricto sentido de la palabra. El agua y los sueños es la continuación de otros textos suyos acerca de la imaginación de la materia; prosigue la investigación acerca del fuego, el aire y el espacio. Y está íntimamente ligado al resto de la obra bachelardiana, tanto en su vertiente histórico-científica como en su dimensión filosófica.