El muchacho, en apariencia, solo quiere devolver dos libros y rebuscar un poco entre las estanterías. Pero en la sala de lectura se topa con el extraño bibliotecario, un anciano furibundo que lo introduce en el laberinto de la biblioteca y allí, lo encierra. En la mazmorra de papel recibe deliciosos manjares, servidos por un misterioso hombre-oveja y una bella muchacha muda. Poco a poco percibe que los límites entre los objetos, las personas y los espacios son cada vez más difusos. Esta obra es una pesadilla kafkiana y al mismo tiempo una sensible historia sobre la pérdida y la soledad. El autor construye a través de su habitual estilo, cargado desímbolos tan familiares como herméticos, una historia sutil acompañada por las turbadoras ilustraciones.Esta obra es también el lúgubre escenario en el que un joven adolescente habrá de enfrentarse solo a un mundo adulto que se burla de sus temores infantiles y que le obligará a asumir la madurez sin transiciones. Un escenario en el que fantasía y realidad se confunde para recrear el complicado proceso de abandono de la niñez y sus monstruos, y el paso a una dimensión nueva y desconocida.