No hay en el siglo veinte argentino otro escritor para quien la traducción sea parte tan integral de su obra como Jorge Luis Borges, que fue toda su vida un traductor activo. Este libro estudia la importancia de la traducción en su obra, la importancia de él mismo como autor para la teoría de la traducción y la fecundidad que resulta del cruce de ambos campos. Sus teorías de la traducción se hacen inseparables de las de la lectura y la escritura. Borges cuestiona la noción de que las traducciones son necesariamente inferiores a los originales. Su posición desestabiliza el concepto de 'texto definitivo' y lanza un reto a la supuesta primacía del centro de donde ese texto procede. Traducir no es sólo transponer un texto de un sistema lingüístico a otro; también es, como mínimo, reescribirlo en otro sistema literario, en el contexto de la lengua de destino. Este volumen está dirigido a especialistas en Borges o en literatura latinoamericana, pero también, y en especial, a todo interesado en el papel central de la traducción en la cultura y la literatura modernas.