El año 1853 fue crucial para la historia de la música: Brahms, a sus veinte años, conoció a Berlioz, Liszt y Schumann; Berlioz y Wagner iniciaron la composición de piezas tan fundamentales como Los troyanos y El anillo del nibelungo respectivamente, y Schumann, próximo ya a su trágico fin, dejó de componer. Hugh Macdonald ahonda en la vida cotidiana de los protagonistas de su relato para mostrar cómo la internacionalización de la escena musical—gracias a una intensa correspondencia y a la rápida expansión de la red ferroviaria que se extendía de Londres y París a Leipzig y Zúrich—hizo posible que se gestaran las innovaciones que caracterizarían la música de las siguientes decaí das. Una vívida crónica, tan rigurosa como vibrante, del momento decisivo que marcó el final del romanticismo ingenuo de Berlioz y Schumann, y la llegada de la poderosa política musical de Wagner, pero también—a juicio de muchas voces de la época—de su antídoto, la obra de Brahms.