Tinta roja se interna en el submundo de la crónica roja. Alfonso, su protagonista, hace su práctica laboral en el periódico sensacionalista El Clamor, donde se relacionará con reporteros de la vieja guardia que le enseñarán las mañas del oficio. También es una novela de formación, en la que las relaciones familiares y sentimentales siempre están a punto de quebrarse, y un homenaje, en muchos sentidos, a la literatura chilena. Narrada con la agilidad y rapidez que caracterizan a su autor, es, sin duda, una de las novelas más absorbentes del universo fuguetiano.
«Fuguet es un inubicable dentro del panorama chileno. No le interesan las afiliaciones ni agradar a la crítica o a la academia. Es un ojo que observa la calle y la sabe leer. De ahí su estilo. Posee un imaginario propio, que identificamos con claridad sea cual sea la dirección que tomen sus libros» (Simón Soto, autor de Aguafuerte)