Treinta poemas del ex-poeta José Ángel Cuevas fue el primer libro que Cuevas publicó en la época que, en la historia reciente de Chile, se ha identificado como "transición a la democracia".
A partir de estos antecedentes de la coyuntura, se podría interpretar que Cuevas se autodenomina como expoeta pues quiere rubricar así el quiebre histórico producido en Chile durante el período 1973-1989, aunque algunos inserten este gesto de autodenominación en la tradición desacralizadora de la autoría literaria que encontró en el trabajo de Nicanor Parra o Juan Luis Martínez casos ejemplares: "La metáfora del ex poeta (sic) coloca de manifiesto su corte provocador con la institucionalidad literaria" (Cárcamo, Luis Ernesto. "El libro de un ex poeta". La Época, 20 de diciembre de 1992, p.4).
En el espacio que construyen estos poemas (la ciudad), el sistema económico del neoliberalismo parece haberse instalado completamente y ya no hay lugar para la nostalgia de la década de 1960, ni tampoco pesa el llamado a romper el silencio institucional sobre una realidad de abuso de la de 1980. En este espacio, para Marcelo Novoa, los poemas de José Ángel Cuevas, "dan fe de un mundo hecho trizas" ("No hubo segunda oportunidad…". El Mercurio, Valparaíso, 3 de noviembre, 1992, p.B6).
La poesía de Cuevas continúa siendo urbana y representando personajes marginales que caen en el olvido o la desgracia. La crítica social se mezcla con imágenes humorísticas y patéticas, protagonizadas por personajes cesantes, borrachos o que trashuman por una capital arruinada. La memoria histórica y la denuncia social y política son ejes importantes en la escritura de este libro. Según Luis Ernesto Cárcamo, "el ex poeta (sic) saca su voz de la garganta seca y asfixiada del hablante ciudadano, contaminado con las vivencias y atmósferas circunstanciales de los desdichados de la polis: cesantes, alcohólicos, izquierdistas nostálgicos o desencantados vagan a lo largo de estos poemas" (ibíd.).