Encuadernación: Rústica El libro expone el sentido, los fines y el desarrollo histórico del papado como una institución cristiana tradicional originada hace dos milenios en Roma, aunque su fondo inspirador se remonta a la primitiva comunidad judeocristiana de Jerusalén, parcialmente trasladada a Antioquía.El volumen se compone de tres momentos subdivididos en cuatro capítulos. El primer tema examina los conceptos fundamentales de la noción de papado, doctrina e institución que desde hace veinte siglos orienta a la Iglesia Católica, Apostólica -fundada en los Apóstoles como receptores y transmisores del mensaje de Jesús, la tradición y la Escritura- y Romana, encabezada por Pedro, príncipe de los Apóstoles, con apoyo de Pablo. El siguiente momento es más amplio: abarca la sección final del capítulo primero, los dos capítulos siguientes y la primera parte del capítulo cuarto. Se cubre así la historia diacrónica del papado con la cronología de las figuras más impactantes de la cadena de los papas (desde Pedro -s. I- hasta Francisco -s. XXI-) con sostén en sus biografías y los contextos temporales que les dan sentido y continuidad. La tercera instancia -diferente de los temas desarrollados en los capítulos anteriores, y que cubre gran parte del capítulo cuarto- es inédita, y se orienta hacia el plano más arcaico al tratar sobre el obispado judeocristiano. Abarca el momento inmediato a la convivencia de los protocristianos judíos con Jesús y su ámbito no es helenístico-romano. Emerge aquí como primera figura Santiago el Justo, el hermano del Señor, y también, sus parientes. El obispado judeocristiano se mantuvo hasta el siglo IV; su centro religioso fue la iglesia-sinagoga de Santa María del Monte Sión, y su núcleo, en el Cenáculo. Esta tradición -a diferencia de la romana- fue ecuménica, davídico-parental y jerosolimitana.